Patarei, una fortaleza a la orilla del mar construida para Nicolás I a principios del siglo XIX y utilizada posteriormente como prisión soviética. Hoy en día se mantiene intacta, tal y como la dejaron sus últimos presos hace apenas 11 años, sirviendo como un recordatorio escalofriante de la ocupación soviética de Estonia (1944 a 1991), cuando fue dirigida por la KGB y había criminales y disidentes políticos conviviendo por igual.