Desde 1549 hasta 1625, la iglesia de San Olaf (Tallinn) fue el edificio más alto del mundo. Con 159 metros de altura. Ahora 123 metros, ya que ha ido menguando con la edad.

Sin duda lo más interesante son sus vistas (si no feneces en el intento de subir la escalera de caracol que va al campanario) y su leyenda:

«Los ciudadanos de Tallin querían construir la iglesia más alta del mundo pero al haber una maldición que aseguraba la muerte de aquel que terminase su construcción, nadie estaba dispuesto a realizar el trabajo. Apareció entonces un desconocido que pidió una elevada cantidad de dinero para hacerlo, al no poder la ciudad pagar esta suma el extranjero propuso el siguiente reto, si averiguaban su nombre este les perdonaría la deuda. Para esto los talineses enviaron a un espía a su casa que escuchó el nombre de Olev en una canción que cantaba su esposa. Esperaron a que el extranjero terminase la construcción y cuando este estaba poniendo la cruz sobre la torre le gritaron desde abajo, Olev la cruz está torcida, este se asustó y cayó al suelo saliendo de su boca un sapo y una culebra, lo que denotaba la posesión demoniaca de este hombre. Este hecho se encuentra reflejado en una pintura mural de un de los laterales de la iglesia.»