Un río de aguas rojizas avanza hacía Keila juga, la tercera cascada más alta de Estonia y una de las más bellas.

A pocos metros se erige el castillo neogótico de Schloss Fall (principios del s.XIX), obra de Andréi Stackenschneider, arquitecto que marcó el tránsito desde el Neoclasicismo al Romanticismo en la arquitectura rusa.

Eso si. Es muy recomendable NO entrar en el museo del castillo, cuya prohibitiva entrada de 8 euros solamente nos permitirá ver reproducciones pixeladas de cuadros antiguos y una pantalla interactiva con himnos nacionales de todas partes del mundo. Una trampa para turistas desprevenidos.

La vuelta la quisimos hacer en la carroza de la Cenicienta, pero ante tal atraco, solamente pudimos permitirnos volver en un micro-bus.